Escrito para papeldeperiodico.com:
"Saludos, terrícolas. Esta semana, quiero deslizarme y abandonar cualquier tema superfluo que, al fin y al cabo, se tenga que olvidar en un par de meses. En esta entrada, me centraré en una pequeña figura, una sombra de niña. Os contaré una historia.
Pongamos que hablo de Pakistán, en el distrito noroeste. Una chiquilla de 11 años nota que hay cosas que no se están haciendo bien y quiere cambiarlas. Pretende que otras como ella vayan al colegio y reciban la educación que les corresponde. Un objetivo bastante sencillo a ojos occidentales. Nada salió como ella esperaba.
Empezó a hacerse un hueco en las conciencias de su pueblo a través de la red. Camufló en su inocencia infantil lo que muchos pensaban en silencio. Su voz llegaba poco a poco a mucha gente, incluso su cara traspasó las fronteras de su país. El don de internet volvió a hacerse patente. La BBC le ofreció un espacio en su web para que pudiera contar su realidad. Sin embargo, su mensaje causa desprecio y miedo en algunos corros. Algo empieza a torcerse.
Las amenazas crecen en número y dureza. Nuestra protagonista se asusta, aunque decide no torcer su paso. La meta no merece un traspié. La zancadilla tardó en llegar tres años, cuando hace unas semanas fue tiroteada por un talibán, una persona mayor, mientras subía al autobús del colegio. Es una niña y todos los focos se volvieron hacia ella. La sangre siempre se vende mejor en prime time.
Una de las balas le alcanza en la cabeza. Da pena que el mundo le conozca justamente cuando está más callada. Voló a Reino Unido con un pie a cada lado de una línea muy fina. Otra persona mayor consiguió recuperarla en el hospital. Al despertarse, seguramente pensó que había hecho falta que le dispararan para que todo el mundo conociera su caso y el de otras muchas como ella. Bienvenida a la hipocresía mediática. Al talibán le salió el tiro por la culata.
No obstante, esta joven pakistaní, lejos de no volver a escribir ni una palabra, se comunica con el equipo sanitario con pequeñas notas. Los redactores de las televisiones y los periódicos se afanan por contar minuto a minuto su recuperación.
Ahora, la chiquilla sólo tiene la misión de recuperarse. Los profesionales explican que cabe la posibilidad de vuelva a hablar. Hay algunas bocas que no necesitan abrirse para contar muchas cosas, sobre todo, si denuncian hechos que deberían criticar las personas mayores. Mensajes que no suelen gustar. Ya se sabe lo que dicen de los niños, siempre dicen la verdad.
Con este pequeño recuerdo de admiración, quiero enviarle muchos ánimos desde mi solitario cráter. Por cierto, nuestra protagonista se llama Malala Yousafzai."
Pongamos que hablo de Pakistán, en el distrito noroeste. Una chiquilla de 11 años nota que hay cosas que no se están haciendo bien y quiere cambiarlas. Pretende que otras como ella vayan al colegio y reciban la educación que les corresponde. Un objetivo bastante sencillo a ojos occidentales. Nada salió como ella esperaba.
Empezó a hacerse un hueco en las conciencias de su pueblo a través de la red. Camufló en su inocencia infantil lo que muchos pensaban en silencio. Su voz llegaba poco a poco a mucha gente, incluso su cara traspasó las fronteras de su país. El don de internet volvió a hacerse patente. La BBC le ofreció un espacio en su web para que pudiera contar su realidad. Sin embargo, su mensaje causa desprecio y miedo en algunos corros. Algo empieza a torcerse.
Las amenazas crecen en número y dureza. Nuestra protagonista se asusta, aunque decide no torcer su paso. La meta no merece un traspié. La zancadilla tardó en llegar tres años, cuando hace unas semanas fue tiroteada por un talibán, una persona mayor, mientras subía al autobús del colegio. Es una niña y todos los focos se volvieron hacia ella. La sangre siempre se vende mejor en prime time.
Una de las balas le alcanza en la cabeza. Da pena que el mundo le conozca justamente cuando está más callada. Voló a Reino Unido con un pie a cada lado de una línea muy fina. Otra persona mayor consiguió recuperarla en el hospital. Al despertarse, seguramente pensó que había hecho falta que le dispararan para que todo el mundo conociera su caso y el de otras muchas como ella. Bienvenida a la hipocresía mediática. Al talibán le salió el tiro por la culata.
No obstante, esta joven pakistaní, lejos de no volver a escribir ni una palabra, se comunica con el equipo sanitario con pequeñas notas. Los redactores de las televisiones y los periódicos se afanan por contar minuto a minuto su recuperación.
Ahora, la chiquilla sólo tiene la misión de recuperarse. Los profesionales explican que cabe la posibilidad de vuelva a hablar. Hay algunas bocas que no necesitan abrirse para contar muchas cosas, sobre todo, si denuncian hechos que deberían criticar las personas mayores. Mensajes que no suelen gustar. Ya se sabe lo que dicen de los niños, siempre dicen la verdad.
Con este pequeño recuerdo de admiración, quiero enviarle muchos ánimos desde mi solitario cráter. Por cierto, nuestra protagonista se llama Malala Yousafzai."
